Como en otras ciudades de la España medieval, se tiene la seguridad de que en Tudela hubo una presencia judía significativa en la época musulmana, concretamente desde los primeros años del siglo IX, muy poco después de la propia fundación de la ciudad.
Sin embargo, las primeras pruebas documentales de esa presencia no aparecen hasta la reconquista en 1119. Tras adueñarse de la ciudad, el rey Alfonso I establece las normas para los distintos grupos humanos que iban a convivir en ella y a los judíos se les permitió conservar sus casas y solares -no así a los musulmanes que tuvieron que pasar a vivir extramuros- en lo que más tarde sería la judería Vétula. Medio siglo después, en 1170, Sancho VI permitió a los sefardíes de Tudela vender sus propiedades e instalarse junto al castillo, en lo que sería la Judería Nueva. Este traslado nos habla, sin duda, de una comunidad que empezaba a ser pujante.
El reinado de Sancho VII el Fuerte fue positivo para la judería de Tudela. La política de los monarcas navarros en esta época era tener a los judíos como siervos y encargarles tareas como cuidar y vigilar de recintos amurallados. Bajo su reinado, los sefardíes de Tudela pudieron disfrutar de libertad para fijar su residencia, tenían igualdad jurídica con los cristianos y se les permitía también ejercer como funcionarios, así como para comerciar en distintos sectores, desde las telas hasta los alimentos.
Sin embargo, ya con el sucesor de este rey, Teobaldo I, las cosas empezaron a cambiar y las relaciones entre los judíos y la corona navarra empeoraron: el rey publicó un nuevo Fuero General en el que se limitaban las libertades de los sefardíes, imponiéndoles obligaciones como vestir de forma que les identificase o someter sus ejemplares del Talmud a la revisión de frailes franciscanos.
Los sefardíes tudelanos siguieron viviendo en el castillo, pero ya no se les permitió encargarse de su custodia, lo que era un viejo privilegio. A finales del siglo XIII toda Navarra entra en una época de inestabilidad política que no beneficia ni a Tudela ni a su judería. Ya en el siglo XIV la judería de Tudela sufre episodios como el ataque de grupos de pastorelos franceses -un movimiento violento antisemita- que habían cruzado los Pirineos, y también se ve afectada por la revuelta antijudía de 1328. Si bien en esa ocasión se logró evitar que el ataque penetrara en la judería, sí se tiene constancia de que le costó la vida a algunos judíos.
Unos años más tarde se produce la llegada de judíos que emigraban desde Francia y a los que se llamó «de ultrapuertos», pero el crecimiento se ve frenado por la epidemia de peste negra que se desata en 1348 y que no sólo diezma la judería de Tudela, sino que enrarece aún más el ambiente en la ciudad, que se va tornando más negativo para los judíos.
A finales del siglo XIV, no obstante, las juderías navarras reciben nueva población desde Castilla, pero en la centuria siguiente la de Tudela sufrió un lento declive hasta que en 1490 se cuentan sólo 101 casas, la cifra más baja en siglos. A pesar de que el Edicto de Expulsión de 1492 supuso la llegada de nuevos judíos que salían de Castilla y Aragón, la expulsión del Reino de Navarra en 1498 fue el final de la judería.
Benjamín de Tudela
Aunque en realidad se sabe poco de quién era, Benjamín de Tudela es uno de los sefardíes más famosos no sólo de la comunidad judía tudelana o navarra, sino de toda la España medieval. Nació en Tudela en 1130 y entre 1159 y 1167 -no se sabe la fecha a ciencia cierta- se embarcó en un viaje que pudo durar hasta 14 años en el que recorrió prácticamente todas las comunidades judías del Mediterráneo desde la cercana Zaragoza hasta Basora, en el sur del actual Iraq. Con esa experiencia escribió un Libro de Viajes que fue publicado en Estambul en 1543 y en el que hablaba de decenas y decenas de comunidades judías y que en algunos casos se ha convertido en prácticamente el único testimonio sobre ellas.
La judería de Tudela
Una visita al pasado sefardí tudelano puede empezar en el palacio del Marqués de Huarte, en el que una maqueta de la ciudad medieval ayuda al viajero a situarse en la ciudad actual y encontrar en ella las huelas de aquella otra Tudela. En el palacio, además, se guardan además varios documentos de singular importancia, como la confirmación de los privilegios a judíos que se promulgó durante el breve reinado de Francisco I, contratos matrimoniales o actas de los órganos judiciales de la aljama.
Adosada al claustro de la Catedral, lo que es una ubicación sorprendente y única, está la llamada Capilla del Cristo, conocida por la Sinagoga Vétula de Tudela, (capilla que por su fisonomía recuerda a una Sinagoga). Próxima a ésta, también en dependencias claustrales de la Catedral de Tudela se puede visitar una sala expositiva de objetos ceremoniales y personales judíos como un facsímil de la Biblia Kennicot o del Haggadah de Serajevo. Destacar un fragmento de candil hebreo de Jánuca procedente de la Judería Nueva de Tudela (excavación en el Cerro Santa Bárbara). Se muestra un lienzo o tapiz donde aparece un “padrón” de judíos conversos de Tudela” de 1510. Se le ha llamado “La manta” en recuerdo al lienzo que informaba de estos “cristianos nuevos” y que pendía dentro de la Colegiata de Santa María por orden inquisitorial, así como textos que dan a conocer judíos tudelanos medievales de reconocimiento mundial como el viajero “Benjamín de Tudela”, el sabio tratadista Abraham Ibn Ezra o el poeta Yehuda Ha Leví.
Saliendo de la Catedral podemos pasear por la Judería Vétula, atravesando callejuelas estrechas y llenas de encanto medieval como la Calle Hortelanos, la Calle Verjas o la Calle Benjamín de Tudela, para llegar a la Plaza de la Judería, en la que podemos ver el busto del propio Benjamín.
Por último, el viajero puede recorrer también los lugares en los que se encontraba la judería nueva, al abrigo del castillo por aquel entonces y hoy en día en calles como Pelaires y Cortapelaires, San Miguel y en el Paseo del Castillo, con muchos rincones en los que empaparse del ambiente medieval, lleno de recuerdos.
Ruta por la Judería de Tudela
Con su Catedral cristiana de corazón judío y musulmán; con su ciudad vieja encajada entre una morería y dos juderías; con sus grandes personajes hebreos de fama y renombre mundial como Benjamín de Tudela, esta es una singular ciudad en la que convivieron las tres culturas en pleno corazón del reino de Navarra.
Diario de Viaje
Los Diarios de Viaje son reportajes de gran valor literario y gráfico que aúnan la experiencia personal de cada autor con la información más práctica para el viajero, y que se convierten, así, en excelentes formatos de inspiración para todos aquellos viajeros que quieran sentir y descubrir Sefarad.