Las lentejas en la cultura judía

Vilipendiadas por algunos, veneradas por otros, las lentejas han sido una constante en la Historia de la Alimentación Judía. Bien de intercambio en la Antigüedad (recordemos el intercambio entre Esaú y Jacob: un guisado de lentejas por, nada menos que ¡la primogenitura!). Ágape de tiempos de duelo y quebranto: fue y es la comida básica durante el luto y en vísperas del ayuno de Tisha be Av (aniversario de la destrucción de dos Templos de Jerusalén y la expulsión de los judíos de España) Además fue y es fuerza y vitalidad en (¡tantos!) momentos de carestía, que hoy resplandece en las cocinas de creación.
Sobradas virtudes tiene este alimento que ha sido recomendado desde siempre para aliviar las penas del alma y retornar a la vida cotidiana. Desde el punto de vista de la salud, las lentejas son una parte ineludible de una buena alimentación según los parámetros de la Dieta Mediterránea – postulada recientemente como Patrimonio de la Humanidad.
Un dato más sobre la salud y las lentejas. En los noventa, el Departamento de Bromatología de la Universidad Complutense de Madrid ha confirmado científicamente que las lentejas son un nutriente equilibrado y natural, que aportan dos veces y media más hierro que la carne vacuna, más proteínas que el queso Emmental, tanto calcio como el huevo y el doble de fibra que el pan integral. ¡Menudo alimento!