La leche es desde que nacemos nuestro primer nutriente. En relación con la Torá, la leche resulta una metáfora prodigiosa del poder nutritivo de los Textos Sagrados y todos sus misterios.

De todas las alusiones, compartiremos dos. Una fue hecha por el Rabí Abraham ben Meir ibn Ezra -destacado intelectual judeo-español que nació en el 1092 en Tudela y murió en Calahorra en 1167-, quien, en su comentario del libro El Cantar de los Cantares 4, 9, decía que la Torá Oral y la Torá Escrita son como los pechos de la mujer amada, de los que brota la leche, es decir, la sabiduría.

Esta primera imagen bella y mística de la Torá traza un paralelo entre la leche, base de la alimentación humana desde la tierna infancia y la Torá, sustento espiritual del pueblo judío.

La otra alusión procede del comentarista Rabi Ranjal, el Luzzato – cabalista italiano- quien decía que, como todos los años se vuelve a leer la Torá desde el principio, en cada relectura brota más luz. Entonces, cuánto más se estudian los Textos Sagrados más leche brota – tal como sucede en la lactancia materna- y más nutritivos resultan.

El color también juega un papel importante en esta caracterización de las Sagradas Escrituras. Por su blancura, la leche representa la pureza y también la bondad, una de las siete virtudes de las personas piadosas. Son entonces el color blanco y el poder nutritivo de la leche dos aspectos trascendentes del significado de la Torá y del Shavuot.

La miel de la Torá

La Torá es también comparada con la miel. El Gaón de Vilna, otro gran sabio cabalista, utiliza la expresión “la Torá es más dulce que la miel” para explicar la ternura que despierta el estudio y la sabiduría. Este genial místico compara la sabiduría con el placer y el entendimiento pleno que produce descubrir los significados más secretos y los misterios más profundos de la Torá.

La miel de la Torá no era de abeja.

Pero la miel de la Biblia no era de abejas sino de dátiles. Esta miel de origen vegetal se utilizaba desde muy antiguo como endulzar y dar sabor a vinos y otras preparaciones.

¿Cómo se preparaba la miel de dátil en los tiempos bíblicos? Se cubrían dátiles de la variedad Medjool, -que son los más jugosos y blandos-, con agua y se ponían a hervir hasta que los frutos quedaban bien ablandados, y luego se reducía el líquido hasta adquirir la consistencia y el color de caramelo oscuro.

La vía láctea

En cuanto al aspecto religioso de Shavuot, cuentan los maestros de Torá que cuando el pequeño Moisés fue rescatado de las aguas – 6 de Siván, fecha de Shavuot -, sólo aceptó ser amamantado por una nodriza hebrea – que en realidad era su propia madre. Y en memoria de este reconocimiento y de la elección de Moisés se comen alimentos lácteos (según lo explica el Sefer Matamim). Otro aspecto destacable es que el mismo Moisés, en la misma fecha del 6 de Siván bajó del Monte de Sinaí la Torá, la cual, como hemos visto, es comparada con la leche.

En cuanto al aspecto naturalista o ecológico, cabe señalar que la festividad de Shavuot tiene lugar en el período del año en que las crías de los animales rumiantes dejan de ser amamantadas. De ese modo, la abundancia de la leche convierte los alimentos lácteos en uno de los ingredientes más habituales –y baratos- de las comidas de la fiesta.

En cuanto a la cultura gastronómica asociada a la fiesta, en Shavuot se acostumbra comer y beber alimentos lácteos -que son parte de la dieta cotidiana-, de colores claros (como el arroz, las pastas frescas, los pasteles con queso) y cuyas formas, envueltas o enrolladas (empanadillas como las burekas, las filas, las sambusak de la cocina sefardí, o los crepes y las pastas rellenas como los blintzes y kreplaj asquenazíes) nos recuerdan a los Rollos de la Ley, siempre cubiertos, y cuyo cuerpo nutritivo está en el interior.

Otro aspecto de la tradición gastronómica de Shavuot es que la comida festiva debe incluir vegetales o ser vegetariana, por ser una fiesta agrícola. En tiempos bíblicos, los frutos que se recogían eran los dátiles, los higos, las granadas, las olivas y algunas variedades de uvas, de los que se extraía el jugo para hacer bebidas o aceites o se preparaban las mieles, que eran edulcorantes naturales. En España, ahora es el tiempo de las “primicias” del verano: cerezas, fresas, ciruelas, albaricoques, nísperos y lichis. Como verduras de temporada encontramos endivias, hinojo, espárragos blancos, pepinos, calabacines, judías tiernas, habas tiernas, entre otras, que nos llaman la atención por sus sugerentes colores blancos o muy claros. (foto de hinojo).

Por Débora Chomski