El pasado 19 de septiembre se inauguró el Centro de Interpretación de la Ciudad Est(r)ella-(L)Izarra, donde es protagonista la herencia judía de la ciudad.
Estella-Lizarra cuenta, desde el pasado 19 de septiembre, con otro lugar de visita imprescindible que se suma a su ya riquísimo patrimonio. El palacete barroco de la plaza de San Martín, que albergó durante años el ayuntamiento y juzgados de la ciudad, se ha convertido, tras una completa reforma, en el Centro de Intepretación de la Ciudad de Est(r)ella-(L)izarra.
Las dos plantas del edificio -en el que también se encuentra la Oficina de Turismo- se convierten así en un museo sobre la rica historia de la ciudad, y en el que la herencia judía de la que fue tercera aljamá más importante está también muy presente.
Durante el acto de inauguración, D. Koldo Leoz, Excmo. Alcalde de Estella-Lizarra, declaró a los medios de comunicación que “este proyecto nace de la necesidad de dar a conocer nuestros ricos patrimonios material e inmaterial. Solo conociendo y comprendiendo nuestra historia seremos capaces de respetar y amar a Estella-Lizarra”.
Con motivo de la inauguración, se programaron visitas guiadas entre el 18 y el 27 de septiembre (ver noticia relacionada).
La herencia judía de Estella-Lizarra, en el Centro de Interpretación de la Ciudad Est(r)ella-(L)Izarra
Como no podía ser menos, el Centro dedica toda su atención al pasado judío de la ciudad. Dos paneles de gran tamaño con textos en tres idiomas -castellano, euskara e inglés- resumen la historia judía de Estella-Lizarra, acercándolo a las nuevas generaciones. Así, traza la cronología de la Estella-Lizarra judía desde el mismo momento de la fundación del burgo de Estella (hacia el año 1076), cuando los judíos se establecieron en la falda Este de la peña del castillo, formando el barrio de Elgacena. Sin embargo, para 1135 la presión del incipiente burgo franco ya los había desplazado, y su sinagoga se derribó para construir una iglesia dedicada a Santa María. La nueva judería era un barrio floreciente, que en el siglo XIII contaba con 113 familias (unas 500 personas), el 10% de la población. Constituía la tercera aljama del reino de Navarra y aportó figuras relevantes como Juce Orabuena, médico y consejero del rey Carlos III y rabino mayor, o el reputado rabino y estudioso del Talmud Menahem ben Zerah.
Pero en 1328, en un contexto de crisis generalizada, la muerte del rey fue aprovechada para asaltar ésta y otras juderías, provocando su destrucción y la muerte de muchos de sus habitantes. El joven Menahem ben Zerah, cuyo padre había llegado a Estella tras la expulsión de los judíos de Francia en 1306, perdió a toda su familia y él mismo re- sultó gravemente herido. Tras su recuperación, se trasladó a Tudela, Alcalá y Toledo. Este pasado judío ha hecho que en la merindad se conozca todavía a los habitantes de Estella con el apodo de “judíos”. La judería estellesa nunca se recuperó del todo. Afectada también por la epidemia de peste negra de 1348, vio redu- cida su población, como el resto de la ciudad, y en 1366 solo contaba con 85 familias. En 1498, presionados por los Reyes Católicos, los reyes navarros decretaron la conversión o expulsión de todos los judíos. Sin mucha escapatoria, la mayoría optó por convertirse. El solar de la judería fue abandonado, y posteriormente fue utilizado como olivar y tierras de labranza.