El municipio cordobés alberga la mayor necrópolis judía medieval de la Península Ibérica y celebra un programa de actividades culturales y gastronómicas

A las afueras de Lucena, bajo una tierra que parece guardar silencio, se encuentra la mayor necrópolis judía medieval conservada de la Península Ibérica. Su hallazgo en 2006 devolvió a la ciudad su antiguo nombre, la Perla de Sefarad, ubicándola de nuevo en el mapa internacional como guardiana del legado sefardí.

«Es un privilegio y una gran responsabilidad», admite Francisco Barbancho, concejal de Turismo. Lo dice con el compromiso de ser responsable no de un recurso turístico más, sino de la recuperación de la memoria de la Eliossana de hace mil años. Cada tumba —y son 346— es un recordatorio de la importancia de custodiar y honrar nuestra historia ofreciéndola como un puente entre siglos.

El Ayuntamiento, junto a la Fundación Ciudades Medias, trabaja en dos direcciones. De un lado, la conservación y vigilancia constante para que el yacimiento resista el paso del tiempo y del olvido. De otro, la creación de productos turísticos que permitan al visitante comprender su significado.

Se han diseñado visitas guiadas, paneles interpretativos, una audioguía en varios idiomas —pendiente de presentarse próximamente— y experiencias que combinan cultura y gastronomía, como el ciclo Paladares del Jueves. La apuesta digital y la promoción en medios especializados completan la estrategia. El objetivo es claro: preservar, pero también difundir.

La respuesta ha sido extraordinaria. Especialmente entre los extranjeros de países con vínculos sefardíes como Israel, Estados Unidos, México, Argentina o Brasil. Muchos llegan conmovidos: caminan entre enterramientos que les hablan, de algún modo, de sus propios antepasados.

«Destacan la calidad de la explicación y el respeto con que se trata el espacio», asegura Barbancho. Los datos confirman esa emoción. En lo que va de 2025, el 82% de los visitantes son españoles, pero crece el turismo internacional especialmente entre estadounidenses, argentinos, franceses e israelitas. El perfil es variado: viajeros culturales, grupos familiares y académicos especializados. Casi un 70% de las visitas son grupales, lo que multiplica el carácter coral del encuentro.

El turismo sefardí está en auge porque responde a una tendencia global: buscar viajes con contenido y autenticidad. Frente a la fugacidad de los destinos de consumo rápido, aquí se ofrece un relato histórico y espiritual. Y eso tiene un impacto directo en la economía local: genera movimiento en hostelería, restauración y servicios culturales, y fortalece la marca de Lucena como destino de interior de calidad.

La pertenencia a la Red de Juderías de España ha sido clave para multiplicar la visibilidad y situar a Lucena como referencia para turoperadores y medios especializados. Gracias a proyectos compartidos —publicaciones colectivas, rutas culturales integradas, presencia en ferias internacionales, programas educativos— la ciudad forma parte de un escaparate europeo.

Y lo hace con autenticidad: a la riqueza de la necrópolis se suma un patrimonio barroco y renacentista excepcional y un modo muy particular de narrar la historia a través de experiencias culturales, musicales y gastronómicas.

El calendario de septiembre refuerza esta vocación. Desde 2008, Lucena celebra Lucena Sefardí en el marco de la Jornada Europea de la Cultura Judía, este año bajo el lema El Pueblo del Libro. El programa incluye rutas teatralizadas, conciertos de música sefardí, gymkhanas urbanas, exposiciones, encuentros literarios y talleres de poesía hebrea andalusí.

Todo con un equilibrio preciso: «la parte divulgativa asegura el rigor histórico, mientras que la festiva fomenta la emoción y la participación ciudadana», explica el concejal. «El reto es mantener ese equilibrio entre conservación y difusión», reconoce el edil.

Referente europeo

La ciudad quiere seguir creciendo en turismo, pero sin perder autenticidad ni respeto hacia su patrimonio, reforzando un relato identitario que conecte a la comunidad local con un pasado esplendoroso. Entre los proyectos futuros está la creación de un Centro de Recepción de Visitantes, que ofrecerá mejores servicios tanto a turistas como al personal que atiende el recurso.

La mirada está puesta en la próxima década. Lucena aspira a consolidarse como referente europeo del turismo cultural sefardí, con una oferta diversificada, sostenible e integrada en la vida de la ciudad. La necrópolis, en ese sentido, es más que un yacimiento.

Es un recordatorio de que Lucena fue ciudad de poetas y sabios, un centro espiritual de primer orden. Hoy, ese pasado ilumina un presente que quiere ser motor de futuro. Un futuro donde quienes lo habitaron, desde su silencio, siguen conversando con el mundo.

31/08/2025 | Audio y noticia completa: Diario Córdoba