Pero la granada no sólo representa el deseo de acciones meritorias. Desde antiguo, este bello fruto simboliza la plenitud y la fertilidad. Por su forma atractiva, su sabor dulce y áspero y sus propiedades, se le ha atribuido poderes afrodisíacos. La Biblia también la menciona como remedio: se la empleaba para curar afecciones del aparato digestivo y como antiinflamatorio.

Según la Biblia es una decoración de los objetos rituales asociados a la Torá (Éxodo 28:33) y a la arquitectura del Primer Templo (Reyes, 7:18). También aparece mencionada como una de las frutas que trasporta Moisés en su travesía por el desierto. Sus ramas, que tardan en consumirse al fuego, se usaban para asar el cordero pascual.

Se acostumbra comer la granada de postre o en mezclas de vino y frutas. En las cocinas del Mediterráneo y Oriente medio, se incorpora a los guisos y pasteles. En España medieval su uso gastronómico está referido en el libro de cocina catalán Llibre de Coch del siglo XVI.

Por Débora Chomski