Los alimentos que se consumen en Rosh ha Shaná adquieren un especial protagonismo y se asocian especialmente a los diversos sentidos de la fiesta. Estos alimentos son parte del menú festivo y representan los deseos más profundos del Pueblo Judío. Algunos son de carácter amplio y positivo y otros, apuntan a lograr nuestra mejoría o perfeccionamiento.

Estos alimentos son:
Manzana (tapuaj): la manzana es sumergida en la miel para simbolizar un año dulce. Lentejas (lubiyá, en arameo): las lentejas representan la abundancia. En algunas comunidades se comen zanahorias (en idish «mern», puede significar «abundancia o incremento») que representan el deseo por la prosperidad y la buena fortuna.
Puerro (cartí): simboliza el deseo de que nuestros enemigos sean exterminados.
Remolacha (selek): simboliza el deseo de que nuestros opositores sean borrados.
Dátil (tamar): simboliza el deseo de que nuestros adversarios sean destruidos.
Calabaza (kará): para que se anulen los malos decretos y nuestros méritos sean reconocidos y proclamados ante el Eterno.

También se bendicen alimentos cuyo valor se asienta en el color, el sabor o la forma. Así se incluye en la mesa festiva pan redondo y endulzado con miel (jalá dulce) que simboliza el ciclo de la vida y para desear un año pleno, la cabeza de cordero o de pescado (rosh), para que seamos la cabeza y no la cola, el pescado (dag), con el deseo de que nos multipliquemos como los peces y la granada (rimón) para que nuestros méritos sean tantos como sus granos.

Por Débora Chomski