Cuando mis padres tuvieron que marchar de Egipto después de la guerra de Suez en 1956, se asentaron en Londres. Mi madre cocinaba los mismos platos que tuvimos en Egipto. Cada viernes, todos nosotros, mis dos hermanos y yo, al igual que nuestros hijos, tuvimos la cena de Shabbat en casa de mis padres. Mi madre normalmente hacía pollo sofrito con cebollas, ajo y limón, añadiendo pequeñas patatas salteadas a la salsa, o pollo con garbanzos, limón, ajo y cúrcuma. Siempre hacía arroz blanco, y al menos un plato de verduras, como judías verdes frescas (o congeladas) con corazones de alcachofas o guisantes, y una ensalada.
Para Janucá hacíamos zalabia -buñuelos bañados en sirope de azúcar. Para Pésaj, mi madre hacía haroset de dátiles y pasas. Hacía kobebah hamdah – bolitas de arroz molido rellenos de carne y cocidos en un caldo cítrico con puerros y apio. Tuvimos cordero rustido y arroz con pistachos y almendras, y pasteles con almendras molidas o avellanas.»