Se sabe que hubo judíos en Galicia desde una época tan temprana como en el siglo IV, y en la zona de lo que después será Monforte de Lemos hay prueba documental de presencia sefardí en una fecha muy temprana: un texto de 915 en el que se habla de Ismael, un judío habitante del área. Sin embargo, lo que hoy conocemos como Monforte de Lemos se funda en 1104, cuando el conde Fruela Díaz y su esposa crean una población en un terreno cedido por el monasterio de San Vicente del Pino, un centro monástico que llevaba ya casi dos siglos establecido como uno de los polos de poder de la zona.

Ya con la creación de la villa, los condes le otorgan permisos para celebrar mercados y ferias y se cree que desde un primer momento hubo presencia judía, relacionada con esa actividad comercial. Los expertos creen que en un principio la población sefardí de Monforte de Lemos sería reducida, como lo era en toda Galicia, pero a partir de 1147 la invasión almohade supuso un primer aporte importante de nuevos habitantes gracias a los refugiados que huyeron del fanatismo islamista y buscaron refugio lo más al norte y lejos que pudieron.

A partir de ahí, Monforte de Lemos y su población sefardí se beneficiaron de épocas de relativa tranquilidad y la comunidad judía fue ganando prestigio e influencia, de forma que en el siglo XIV vemos como su relación con los señores de Lemos es cercana y de confianza, ocupando puestos relevantes incluso en la corte. Así, por ejemplo, durante el segundo cuarto de este siglo Pedro Fernández de Castro, señor de Lemos y Sarria, que era mayordomo mayor del rey Alfonso XI y su hombre de confianza, influyó en el nombramiento de varios judíos en puestos de relevancia en la corte del rey castellano.

A finales de esa centuria y tal y como había ocurrido anteriormente con la invasión almohade, Monforte de Lemos vio como su comunidad sefardí crecía de forma notable como consecuencia de sucesos tan terribles como las matanzas de judíos que se dieron durante 1391 en muchas ciudades de Castilla, Andalucía y los distintos territorios de la Corona de Aragón.

En todas estas épocas en Monforte de Lemos hubo un barrio judío en el que se agrupaban los elementos comunales propios de una aljama, como la sinagoga y su mikvé, pero los sefardíes vivieron en buena parte mezclados con los cristianos en distintas zonas de la ciudad. Se cree que la parte más antigua en la que vivieron es, tal y como señala la tradición oral en la propia villa, en A Calexa, una calle que sube a la zona amurallada de la ciudad y hoy es conocida como Abelardo Baanante.

Además, hay diversas pruebas documentales que hablan de judíos o familias judías que vivían en varias partes de la ciudad: en el año 1449 un tal Moshé tenía su casa en la calle de la Zapatería -actualmente Travesía de la Cárcel Vieja -, la misma en la que residía Esther según un documento de 1453; un par de décadas más tarde, en 1474, la familia formada por Manuel y su mujer Lídica, ambos judíos vivían en la calle de los Herreros, que hoy es parte de la Praza de España; y ya en 1488 Boaventura Judía tenía su casa en lo que entonces era la Plaza del Azouge -es decir, del Mercado-, y hoy es Plaza de las Pescaderías.

Por ejemplo en la calle Falagueira, frente a donde estaba el antiguo ayuntamiento de la ciudad, podemos encontrar una casa particular en la que todavía se conservan parte de los muros de lo que según la tradición popular y la documentación encontrada, era la antigua sinagoga, así como dos cuevas que eran parte de la construcción y que al menos una de ellas se cree que fue el mikvé.

En la misma calle están las casas de los Gaibor, que fueron una de las familias judías más notables de Monforte de Lemos y siguieron siendo importantes después como conversos. De uno de los miembros de esta familia, Jorge de Gaibor, nos ha llegado una historia llamativa de cómo fue llamado a declarar por la Inquisición tras ser acusado de azotar una imagen de Cristo en la cruz, pero al comenzar su viaje a Valladolid para el procedimiento se sintió enfermo, volvió a su hogar y murió poco después.

Tras la expulsión de 1492 a esta calle Falagueira se la empezó a llamar calle de Cruz, un nombre muy habitual en antiguas juderías que querían reforzar, por así decirlo, su recién adquirida fe cristiana. Caminando por ella o por la de Abelardo Baanante, la Rúa Vella, la Travesía de la Cárcel Vieja -que entonces era la calle A Zapatería- o la Rúa Pescadería nuestros pasos se irán adentrando en zonas en las que se tiene constancia documental de que vivían familias judías, que probablemente usaban la pequeña pero llena de encanto medieval Puerta de Pescaderías, una de las dos que se conservan del recinto amurallado de la ciudad. También había familias sefardís junto a la otra puerta de la muralla, la Nova, una imponente estructura que se reconstruyó en el último cuarto del siglo XV. Así como en otro de los rincones más hermosos de la ciudad: la Plaza de España, que entonces era la rúa de los Ferreiros.

A todo esto el viajero deberá añadir, por supuesto, el espectacular conjunto monumental del monte de San Vicente, en el que están el monasterio benedictino del siglo XVI, con su impresionante iglesia, el Palacio de los Condes de Lemos y la torre del homenaje, el principal elemento del antiguo castillo medieval. También es imprescindible visitar el Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, fundado como Real Seminario de Estudios y conocido popularmente como «el Escorial gallego», es un enorme y bellísimo edificio de estilo herreriano, con un valioso patrimonio artístico en su interior.

Ruta por la Judería de Monforte de Lemos

Esta magnífica villa medieval conserva en sus cantos populares la memoria de su población hebrea. Su carácter de antigua fortaleza enaltece sus barrios y sus antiguas calles. Rincones y plazas llenas de misterio grabadas bajo la impronta de la Ribeira Sacra y el carácter amable de sus vinos.

Diario de Viaje

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